lunes, 19 de enero de 2009

Buenos Aires Herald critica a El barman científico (tratado de alcohología)

una reseña escrita por Dereck Foster,
columnista del Herald y autor del libro
El gaucho gourmet (Emecé, 2001)
En "comentarios" está la traducción
al castellano realizada por mi amiga
Maite Bellón, comunicación.

Dice, el viejo Foster: "No sabemos si el término alcohología está aceptado científicamente, pero creemos que encaja perfectamente como una descripción del fascinante libro que acabamos de leer".

3 comentarios:

Facundo Di Genova dijo...

ahí viene la traducción de Maite Bellón Comunicación, una agencia de prensa que se las trae:

Facundo Di Genova dijo...

traducción por Maite Bellón
Especial para El Carbonario

Buenos Aires Herald
11 de enero de 2009
EL MUNDO DEL VINO

Vino y sandía

Por Dereck Foster
Para Herald

En el mundo del vino hay muchas verdades, verdades a medias y mitos, y Argentina no es la excepción. Uno de nuestros mitos más nacionales, y ampliamente difundido, es el que dice que beber vino tinto y comer sandía es letal. No hay registros de cómo surgió el mito, aunque Facundo Di Genova, en su nuevo y excelente libro El Barman Científico (Siglo Veintiuno Editores) ofrece algunas pistas que bien podrían ser la verdadera respuesta.

La primera posibilidad es que en algún lugar en el siglo XIX, cuando Pasteur captaba la atención científica y el presidente Sarmiento intentaba educar a la nación, alguien sufrió una muerte trágica después de comer un banquete abundante que incluía mucho vino y sandía. Un típico asado de verano, por ejemplo.

La otra posibilidad está relacionada a la Iglesia Católica y otra creencia extendida – aunque no tanto por estos días, parece- que indica que la sandía es afrodisíaca y aumenta su potencia cuando es combinada con alcohol. La Iglesia, en un intento para guiar a su rebaño a pasturas más puras y castas, creó el mito para hacerlo circular e impresionar a los menos influenciables del grupo. Cualquiera sea la verdad, el hecho es que, ahora que llegó el verano y también las sandías, y los asados están al orden del día –bueno, para algunos al menos- quienes quieran introducirse en esta peligrosa práctica culinaria, lo pueden hacer sin temor.

Esto fue probado personalmente por un grupo de valientes investigadores quienes un día decidieron probar la autenticidad del mito disfrutando un copioso asado con mucho vino y sandía de postre. Eran cinco (Di Genova era uno de ellos) y el experimento fue registrado por una de sus miembros, Virginia Curet, en su página web bajo el título de Le Experimente: el día siguiente al experimento los cinco estaban vivos y activos y no habían experimentado lo peor, salvo por un miembro que descubrió que la sandía es, tal como se la proclama, un diurético muy poderoso.

Aunque se sigue denigrando y despreciando a la sandía por su supuesto efecto letal cuando es combinada con alcohol, esto no impide considerar que la uva tiene mucho en común con esta fruta. Ambas contienen una gran dosis de aminoácidos, uno de los cuales (arginine) se transforma en oxígeno nítrido, un elemento que, de acuerdo a los expertos en la materia, es un elemento de importancia en cualquier afrodisíaco. No por nada la uva está estrechamente relacionada a las orgías romanas (sin que hubiera rastros de una sandía en el horizonte).

Pero nos podemos olvidar de estos asuntos mórbidos como una muerte súbita y el éxito (o no) de un cierto momento romántico y pongamos nuestra atención en asuntos más importantes, como disfrutar al máximo de nuestro verano y las comidas y momento veraniegos.

Acá hay algunas sugerencias que garantizan que el calor parezca menos cruel y más ameno.

Empezá con un Bellini. Mezclar una onza de puré de durazno con cuatro onzas de vino espumante, verter en una copa y poner arriba licor de durazno. Otra buena idea es una Cocktail de Champagne, sea o no verdadero champagne. Saturar un grumo de azúcar con Angostura Bitters en una copa de champagne. Agregar jugo de limón o peladura de naranja. Rellenar con champagne frío.

En un nivel más sofisticado, intenten el Copa de Champagne. Colocar hielo en un vaso de trago largo y agregar una onza de triple Sec, seis onzas de agua con gas y dos onzas de brandy. Agregar champagne frío y mezclar bien. Agregar muchas y variadas frutas. Decorar con una hoja de menta.

Es imposible, en especial en Argentina, no tener en consideración una buena Sangría. Hay muchos métodos “correctos” para su preparar este refrescante trago veraniego. Acá va una buena, sea auténtica o no. Mezclar una botella de buen vino tinto con dos cucharitas de azúcar y dos onzas de brandy. Agregar hielo y luego llenar la jarra con soda. Decorar con tres rodajas de naranja y limón. Mezclar vigorozamente.

En un plano distinto, pero muy refrescante, está esta preparación con vino espumante cuyo nombre extravié, pero cuya popularidad sigue intacta. Mezclar en una jarra cantidades iguales de brandy y jugo de limón – aproximadamente una onza de cada uno- con una cucharita de azúcar. Llenar con hielo y colocar champagne frío. Mezclar y servir en vasos tipo collins. Decorar cada vaso con una rodaja de naranja.

Nota: Cuatro onzas equivalen a media taza. Ocho cucharitas equivalen a una onza.

EL MUNDO EN LA MESA

Alcohología para ordenar

No sabemos si el término alcohología está aceptado científicamente, pero creemos que encaja perfectamente como una descripción del fascinante libro que acabamos de leer.

Titulado El Barman Científico y escrito por Facundo Di Genova, es un intenso viaje por el mundo del alcohol y sus variados sucesos y mitos, legendas e historias.

Acompañado con un toque de humor, y tomandose el asunto en serio, pero no demasiado, aprendimos sin esfuerzo un gran número de interesantes conocimientos sobre un tema que pudimos haber dado por sentado, como por ejemplo que no hay nada letal en tomar alcohol y comer sandía, o que todavía hay que comprobar que el alcohol y la obesidad van de la mano.
(Publicado por Siglo Veintiuno Editores)

Anónimo dijo...

dígale al respetable Foster que el término "alcohología" casi estuvo aceptado como disciplina científica en los setentas en estados unidos. lo que pasa que los investigadores empinaron el pico más dela cuenta, algo parecido a lo que sucedió con Leary y el LSD. por otra parte en españa existen libros sobre "unidades de alcohología" es decir la descripción del trabajo de las guardias médicas especializadas en salvar y curar borrachos gravemente intoxicados, la verdad toda una ciencia.
muy bueno el libro lo estoy leyendo de a trguitos
Tito de Vte López